
- Jefe, ¿entonces puedo volver a ingresar en el cuerpo?
- Si, Bruce, toma tu arma y tu placa.
- Gracias, jefe.
- Y ya sabes, a partir de ahora, ten más cuidado con tu pistola.
- Lo tendré.
(Esta conversación se producía esta misma mañana en la comisaría Fleming)
Bruce vuelve a estar de servicio.
Bruce vuelve a patrullar las calles.
Bruce vuelve a repartir justicia con mano de hierro y gafas de pasta.
A Bruce le han devuelto su arma.
Que dios bendiga a América.